En una grave escalada de las hostilidades, Hezbolá lanza una andanada de cohetes contra una ciudad israelí tras los mortíferos ataques israelíes contra una aldea libanesa, intensificando el conflicto a lo largo de la frontera.
La situación en la frontera entre Líbano e Israel ha dado un giro terrible cuando Hezbolá, el grupo alineado con Irán, lanzó un torrente de cohetes contra la ciudad israelí de Kiryat Shmona, en respuesta directa a los ataques aéreos israelíes que devastaron la aldea libanesa de al-Habbariyeh, cobrándose siete vidas. Este intercambio supone una escalada significativa en el conflicto en curso, en el que ambas partes se han enzarzado en frecuentes hostilidades desde octubre.
El ejército israelí informó de que se habían disparado unos 30 cohetes desde Líbano, uno de los cuales acabó trágicamente con la vida de un joven de 25 años en Kiryat Shmona. En represalia, las fuerzas israelíes atacaron Al-Habbariyeh, alcanzando un centro de salud y causando la muerte de voluntarios, descritos por los lugareños como jóvenes dedicados a ayudar a la comunidad en medio de los continuos enfrentamientos fronterizos.
La comunidad internacional y el Ministerio de Sanidad libanés han condenado enérgicamente el ataque al centro de salud, alegando violaciones de las leyes internacionales que protegen las instalaciones y el personal médico en zonas de conflicto. Este incidente ha desatado temores de una nueva escalada, con Hezbolá prometiendo represalias, subrayando la atmósfera volátil y tensa que impregna la región.
A medida que aumentan las víctimas y se intensifica la retórica, la comunidad internacional observa con ansiedad, esperando que se produzca una desescalada antes de que el conflicto se convierta en una confrontación más amplia. El ciclo de violencia y represalias sigue planteando un grave problema para la paz y la estabilidad en la región, y la población civil es la más afectada por la escalada de tensiones.
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